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La toxina botulínica es una sustancia producida por una bacteria (clostridium botulinum). Esta sustancia, cuando es inyectada en el músculo, va a producir un bloqueo en la transmisión de la orden al músculo, para que se este se contraiga.
El uso de la toxina botulínica se inició hace casi 25 años. Al principio se utilizó para el tratamiento del estrabismo y posteriormente comenzó su utilización para tratar los músculos espásticos. En los últimos años se ha descubierto su utilidad para el tratamiento de ciertas enfermedades neurológicas como la distonía. También se está incrementando su uso para otras alteraciones como la secreción excesiva de saliva, el tratamiento de la sudoración excesiva en las manos y las axilas e, incluso para el tratamiento del dolor muscular y el dolor de cabeza crónico.
La utilización actual, en neurología y rehabilitación, más importante de la toxina botulínica es en el tratamiento de la espasticidad localizada. Este tratamiento es seguro, no doloroso y, en las manos expertas, va a conseguir una reducción importante de la espasticidad de los músculos en los que se inyecta. Además va a mejorar el dolor producido por dicha espasticidad y sobre todo, va a producir un aumento significativo de la calidad de vida de la persona.
Antes de comenzar el tratamiento, el médico experto en la utilización de la toxina botulínica deberá de elegir cuidadosamente a qué músculos se va a infiltrar para obtener el máximo beneficio. Después de esta elección el médico y el paciente deberán de plantearse metas realistas. La toxina botulínica no permite mejorar la fuerza, es al contrario, produce debilidad, pero esta debilidad en los músculos afectados de espasticidad puede ser buena para mejorar el dolor, y el movimiento siempre que se trabaja para ello en las sesiones de fisioterapeuta, la higiene etc.. También hay que tener en cuenta que si se debilita más de la cuenta un músculo espástico, puede acarrear peores consecuencias. Así, si se debilita más de la cuenta un músculo espástico de un miembro inferior, puede que la persona que antes caminaba, aunque con dificultad, no lo pueda hacer después de la inyección de toxina al no poder mantener su peso el músculo debilitado. Pero este efecto de darse sería transitorio.
Una vez informado al paciente y elegidos los músculos, se diluye la toxina en suero salino, con extremo cuidado, ya que si se agita se inactiva. La dosis inyectada en cada músculo dependerá de la edad, del sexo y de la corpulencia del paciente. La cantidad total inyectada por sesión no debería de superior a 300 U.I. (Unidades Internacionales). Una vez inyectada la toxina, en los días siguientes, se deberá de incrementar la fisioterapia, para que la toxina sea más efectiva
Los efectos beneficiosos de la toxina aparecen entre los 3-4 días a las dos semanas siguientes a la inyección. Alcanza su máximo efecto a las 3-4 semanas. La duración de dicho efecto puede ser de 3 meses o más, dependiendo del músculo espástico, si es la primera sesión o ya ha habido otras con anterioridad.
Los efectos secundarios son pocos y transitorios. Dependerán de en qué músculo se inyecte la toxina.
En otras ocasiones, la toxina falla para obtener la meta esperada. Este fallo puede ser debido a un fallo primario, es decir, falla el tratamiento desde la primera inyección. Este tipo de fallo es producido por la mala elección del músculo a infiltrar o el tener expectativas muy poco realistas. El fallo secundario aparece cuando tras un éxito inicial, se pierde el efecto beneficioso. Este tipo se da cuando el paciente desarrolla anticuerpos antitoxina botulínica y cuando esta es inyectada, el paciente la inactiva. Para evitar esto último hay que inyectar la menor dosis posible en cada sesión y separar estas al menos tres meses de la una a la siguiente.
La toxina botulínica también se emplea para tratar la espasticidad en niños con parálisis infantil. Con la aplicación de este tratamiento sobre los músculos más espásticos, sobre todo en los miembros inferiores, el niño/niña va a poder mejorar la posibilidad de adquirir una marcha con apoyo y va a facilitar sobremanera los tratamientos ortopédicos y de fisioterapia. También va a evitar las contracturas articulares y va, incluso, a permitir un adecuado crecimiento muscular.
La toxina botulínica es el tratamiento indicado para la espasticidad localizada, es decir cuando afecta a los músculos de un miembro superior o inferior o las extremidades de un lado. Cuando la espasticidad es generalizada se deben de utilizar tratamientos antiespásticos por vía oral o mediante una bomba de infusión continua. Es un tratamiento que, en manos expertas, da un rendimiento excelente en mejorar la calidad de vida de los pacientes tanto con espasticidad focal.
Dr. Antonio Yusta Izquierdo
Neurólogo. Unidad de daño Cerebral
Instituto de Enfermedades Neurológicas de Castilla la Mancha
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Fuente: http://www.convivirconespasticidad.org/2015/03/la-toxina-botulinica-tratamiento-para-la-espasticidad-localizada/
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